La leyenda del Bermejo
La tonalidad ocre del río Bermejo tiene una expicación técnica. Pero para los lugareños solo importa la leyenda, aquella que se remonta a la enconada lucha entre tobas y matacos por el predominio en la región. Una joven toba cayó prisionera, y enamoró más tarde al hijo del cacique mataco. Sus relaciones amorosas fueron subiendo de tono, hasta que debió actuar el consejo de hechiceros. El pronunciamiento fue inflexible: la pareja debía ser sacrificada. La pena se ejecutó y los corazones de ambos fueron arrojados a las aguas del río Ypetín -así se nombraba al Bermejo-.
A pesar de las fuertes corrientes, los corazones seguían flotando cerca de la barranca. Entonces se decidió retirarlos y quemarlos. Una hoguera los redujo a cenizas.
En ese lugar nació una planta arbustiva que dio flores rojas en forma de corazón. La misteriosa planta arbustiva se denomina letoneta -kellequecté para los tobas-. Desde entonces en un símbolo del amor eterno y la causa del color rojizo del río Bermejo.
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