sábado, 25 de octubre de 2008

El hombre y el río

El Pilcomayo, el Bermejo, y el Dulce son los ríos más importantes de la región. "Los que llegan a alguna parte", como se escucha decir a algunos lugareños. Los dos primeros desembocan en el Paraguay, y el Dulce en la laguna de Mar Chiquita, en Córdoba. Otros cursos de agua menores disminuyen su caudal en tiempos de sequíla, se tornan de dulces a salobres y mueren tragados por la tierra. Cuando llegan las crecidas, en cambio, deambulan caprichosamente por el llano, dibujan pequeñas lagunitas llamadas "madrejones" y alimentan esteros, bañados y lagunas. El hombre de la región conoce el rumbo de los ríos y su destino final, y sabe aprovecharlos navegando por ellos en embarcaciones de toda clase. Pero el bote y la canoa de un remo son el medio ideal para descender un riacho bordeado de selvas en galería. Trescientos kilómetros al oeste de Formosa se encuentra el bañado La Estrella. Tiene su origen en los desvíos, desbordes y divagaciones del río Pilcomayo. Con el aporte de sedimentos andinos, el paisaje se transforma constantemente. Es una superficie deprimida, cubierta de montes de madera dura, con muchos árboles que ofrecen una vista dramática al haber sido cubiertos por las aguas y haber muerto de pie; tortuosos y envueltos por enredaderas, forman siluetas fantasmales de encendido color verde.

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